Olores – tanto industriales, residenciales o agrícolas, como naturales – inundan nuestra sociedad, y evocan impresiones visuales e ideas de expresiones metafóricas e ideológicas relativas a nuestras experiencias cuotidianas. Respondiendo de la misma manera a las fragancias dulces y a los saturados aromas naturales y artificiales de nuestras experiencias presentes y pasadas, dentro de la intimidad de nuestras propias nociones, tendemos a recrear pensamientos pictóricos y abstractos. Los olores nos ayudan a reconstruir diálogos infinitos y escenarios repetidos de forma, y de formas contorneadas, imágenes sensuales y provocativas. Los olores provienen de objetos naturales o de objetos diseñados para o desde el concepto de un fabricante; explotados por el detritus consumista, luego rescatados, y recogidos por artistas y reconstruidos en multiperfumadas obras de arte.

Chakaia Booker