De pequeña tuve un vestido de color verde y yo siempre lo llamaba el vestido de lechuga, y nunca el vestido verde. No me he acordado de esto hasta hace poco, al ver estas fotos.
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El jardín de las fotos es el mismo jardín de mi infancia, con su hiedra, sus pilistras y sus macetas con lilas, cerrado. En invierno siempre me olvidé de que había un jardín y lo veía solo enmarcado por las ventanas, y era en verano cuando me asaltaban toda esa variedad de verdes y los bichos.
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Seguro que alguna vez correteé entre la hiedra recién regada con mi vestido de lechuga (y no me he acordado hasta ahora). Que pena que nadie hiciera fotos.
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Me lo imagino en medio de un gran calor de agosto, como cuando hice éstas.
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En medio de un calor que huele.