Siempre me apetecía pintar un cuadro Tight (“tenso”) una vez que hube terminado la serie Loose Fit (“suelto”), cuyas obras consistían en una tela grande colocada sobre un marco más pequeño, un poco como piel que le cuelga a alguien que ha perdido peso en poco tiempo. Tight es lo contrario; la tela está tirante, tan tensa que empieza a romperse por los lados o en cualquier punto por donde la tensión pueda liberarse. Tight es como un tambor, casi se podría tocar; o como un puño apretado; y sin embargo es una pintura y la contemplas. Es una experiencia inquietante. El color tiene que ser un color primario muy brillante. En este caso, está pintado de amarillo y otro amarillo más pálido. Tight consta de dos bastidores. El más grande, mayor que la tela, tira de ella y la tensa. Creo que todo este trabajo pertenece a una serie, Transit (“tránsito”), en la que me he centrado durante dos años. Cada uno de los cuadros de la serie Tight es único. Son obras tan estéticamente agradables como silenciosamente tensas.

El olor forma parte de mi trabajo, hueles que es una pintura. Mi estudio está repleto de fuertes olores y emanaciones de pintura. Para mí, el estudio es como un laboratorio en el que se gesta mi obra. A veces el olor es demasiado fuerte y me tengo que apartar sin alejarme del todo. Equiparo el pintar con el olor a pintura. Me interesan mucho todas las partes del proceso pictórico y el olor es una de ellas.

Ángela de la Cruz