Sobre el olor

Me acuerdo del olor de Barcelona de cuando llegué por primera vez, hace más de diez años. Un olor que siempre identifico como suya, de esta ciudad.

Es una mezcla de olores, olores a cigarrillos, perfumes, humedad, historia, sudor, coches, ambientadores de tiendas y cafés, el metro, más cigarrillos, perfumes, coches, sudor, en suma el olor a cuidad, a Barcelona, cuidad entonces desconocida para mí. Un olor se huele sobre todo cuando has estado un tiempo alejado, sin olerlo; como describirlo ahora que no puedo olerlo ya que llevo años viviendo aquí, rodeado de él ya no eres consciente, empieza a formar parte de ti y no lo puedes distinguir. Pero cada vez que vuelves después de haber estado en otro lugar, lo hueles. Es un instante solamente, es imposible retener el olor y la sensación que da, se esfuma, va y viene en círculos concéntricos, en líneas onduladas, fragmentos que recuerdan a otros fragmentos que te llevan de una asociación a otra, una asociación que puede ser el principio de un dibujo, una fotografía…

Irena van de Mheen