Mi residencia de verano

La camisa está tendida, secándose con la brisa de la lavanda.
La casa se halla situada entre colinas de lavanda.
El atardecer se tiñe de color azul y verde de los redondos arbustos que surgen brillantes de la tierra rojiza.
Nuestros pasos crean mundo perfumados.
Llevamos brazadas de fragancia con que llenar cajones y cestas.
Parte de esta fragancia azul irá con nosotros a Brooklyn, donde, cuando nos despierte al aullido emitido por las sirenas de los coches de la policía, sabremos que la brisa de la lavanda todavía acaricia las colinas de Alpera.

Jim Bird

La belleza, se supone, es una cosa realmente admirable, algo deseable que deleita el ojo y el corazón, algo que parece existir en algún lugar entre el sueño y la realidad.
Es la llave en la puerta que deberíamos tener miedo de abrir por si acaso, como ocurre con esa tan exótica y maravillosamente perfumada flor, la Belladona, descubrimos que el producto de tanta belleza sea veneno mortal.

Jim Bird, 1998