El aire más sereno de los pueblos extranjeros
Y el dulce viento perfumado de los naranjos.
Acaso no ha sido encantada por su dulzura?
(Ronsard)

Soplos embalsamados, ráfagas de olores o caricias estremecedoras, regocijados por el mundo, los vientos turbulentos, mudos o rugientes no tienen ni propiedad ni morada.

Vientos con gusto de centeno, de frutos cítricos y de trigo, nordestes y pamperos que son el alma de las hierbas, vientos calientes con tibiezas suaves, simunes cargados de perfumes de Arabia, de Persia y del Sahara, sirocos de la sed, harmattanes saturados de goma arábiga, ásperas tramontanas o mistrales que vuelven loco, grandes alientos de alta mar húmedos de frescor salado, los vientos olfatean el mundo entero de las cosas.