Primoz BIZJAK
forte Manin Nº1
DIMENSIONES: 102 x 128 cm
TÉCNICA: impresión digital sobre aluminio, metacrilato
EDICIÓN: 1/5
En un texto sobre mis primeras obras de Venecia, Guido Cecere señaló que la fotografía no consigue captar el ruido de las bombas de agua y el olor del agua estancada en los canales vacíos.
Es un hecho que no se puede negar, pero la fotografía está sujeta a la mirada subjetiva de quien la mira y en este caso sí puede provocar olores, ruidos.
Sin embargo en esta ocasión no me interesa hablar de esta subjetividad, sino del proceso que sigo a la hora de realizar la obra. A menudo trabajo en la oscuridad total. Lo que veo a través de la cámara es casi nada. Pero la imagen se ha asentado ya en mi pensamiento y es el pensamiento el que me guía en el proceso de la oscuridad real donde actúo. En esta oscuridad uno se encuentra “ciego” y es en este momento que me puedo fiar de otros sentidos que no son visuales: el olfato, el oído, el pensamiento, el instinto. En el fondo, no soy el único que piensa que todos los sentidos acaban conectándose. La exposición puede durar horas, muchas horas, y el resultado a menudo es una luz especial, casi diurna, pero siempre imaginada. Una luz vinculada estrechamente, en mi caso, a la idea del tiempo.
El tiempo lento de la fotografía viene a aunarse con el tiempo lento del objeto fotografiado, cargado de memoria, resistente a la aniquilación, al completo desaparecer, a pesar de las amenazas constantes que padece y ha padecido. En la memoria se quiebra el concepto temporal y todos los tiempos posibles acaban fundiéndose.
Primoz Bizjak