Dibujar del revés.

Comprar un paquete de papel de copia negro oscuro. Disponer meticulosamente las hojas DIN A4 hasta formar una superficie de forma aproximadamente cuadrada. Repetir la acción capa sobre capa hasta que aparezca una pizarra geométrica. Darle la vuelta. Dibujar a ciegas sobre una pizarra invertida. Desechar los dibujos y guardar la superficie. Dibujar seguidamente sobre la pizarra cuadrada hasta que esta convoque a otros objetos. Señalar por ejemplo el momento en que el barco de una foto familiar choca con una concha de cartón. Borrar todas las ideas, cubrirlas, y ensayar de nuevo. Agitar hasta que el cuadrado negro aparezca seco y todo se sitúe en su lugar. Dibujar como se piensa. No borrar.

¿Me preguntan si este proceso huele? Pensándolo bien, creo que sí.

Jordi Colomer